PREFACIO A LE SCAPHANDRIER DES RÊVES DE JEAN LAUDE

El gusto por lo maravilloso está en el hombre», observaba P. Eluard, »y creo que es cierto: el hombre no cesa de inventar cuentos o imágenes, incluso en sueños, que satisfacen su necesidad de sobrepasar los límites de lo posible. No cabe duda de que las maravillas modernas se encontrarían en su forma más pura en la ciencia si la teoría cuántica fuera más conocida: en cualquier caso, sus resultados prácticos están muy lejos; cuando llegan al gran público, ya han dejado de sorprender. La electricidad y el teléfono son desarrollos recientes, pero ¿quién puede alegar todavía un milagro cuando, con sólo pulsar un interruptor, su habitación se ilumina, cuando París puede hablar con Marsella? Paradójicamente, la ciencia, campo soñado para la explotación absoluta de lo posible, tiene demasiado crédito en nosotros: sabemos demasiado bien que nada la detiene, que nada la detendrá. Quizá por eso seguimos inventando fábulas y sueños: no tenemos nada en las manos, nada en los bolsillos, no oímos hablar de Einstein ni de Joliot-Curie, pero hacemos lo que queremos: miedo y confianza. Por eso cuando, después de las ceremonias de entrega de premios, lee a J. Verne en los desvanes durante las vacaciones, elige un héroe y todo el tiempo lo sigue, se transforma en él y no puede abandonarlo sin morir él mismo. Así, cuando los domingos, tras haberse enfrascado en un tratado de Mecánica Popular, se pone manos a la obra con el bricolaje, tiene poder sobre la materia, y esto quizá le sorprenda más que saber cuáles son las posibilidades de la física moderna.

OBRAS ( COLLAGES ) DEL ARTISTA MAX BUCAILLE

Max Bucaille coge unas tijeras y pegamento. Coge unos viejos libros ilustrados y, para nuestro deleite, sueña despierto. No pretendamos que, en estos tiempos tan duros que vivimos, haya cosas mejores que hacer que soñar: el juego es también una actividad necesaria, y sin querer darle el lugar preeminente que algunos le han otorgado para resistir a la mecanización excesiva, debemos reconocer que puede matizar, en el plano emocional, las actividades reales del hombre que lucha contra la Necesidad. Quien mire estas imágenes, quien sueñe con ellas, quizá pueda soportar mejor en la realidad los objetos que encuentre aquí compuestos.

¿QUÉ ES UN COLLAGE?

Pero primero hay que definir qué es un collage. Definir su función, o mejor dicho, cómo funciona. Al componer una escena o un cuadro a partir de elementos que nos son familiares pero que se unen de forma inesperada, el collage dramatiza estos elementos, despojándolos de la capa de relativa inofensividad con la que están recubiertos, en definitiva, «los hace confesar». En cierto modo, el collageista es un director de escena: toma sus muebles y actores donde los encuentra, los elige pero no los crea, y con ellos escenifica un cuento de hadas antes impensable para él. Es el elemento que magnetiza un conjunto dispar y lo hace completo. Sólo está presente entre bastidores, pero los encuentros estremecedores que provoca no se olvidan pronto: se abren paso en nuestra conciencia: nos hacen tomar conciencia de la realidad. Me parece que, por esta razón, Bucaille se orienta hacia una concepción teatral o espectacular: los experimentos que lleva a cabo actualmente en los ámbitos de la linterna mágica y del cine lo demuestran claramente. La proyección no sólo le da una dimensión suplementaria, sino que también puede armonizar las emociones y prepararlas del mismo modo que un músico trata sus temas. Mientras que una anécdota, (un escenario), apoya sus composiciones y permite realzarlas. En este sentido, la primera versión de un experimento que intentamos juntos resultó insuficiente: «Les Malheurs d’E» no tenía en cuenta la necesidad de una historia que pudiera, por ejemplo, resumirse, y apelaba más al lenguaje poético o lírico que a la acción.

Las imágenes de este álbum están desnudas, aisladas: no necesitan comentarios. No representan, presentan. Notarán la constancia de ciertos temas, que no quiero desvelar, pero que forman parte de la mitología de su autor: en esto tienen una unidad. Creo sinceramente que hacen de Bucaille un gran imaginero. Tal vez un día, gracias a él, y también a Raoul Haussmann, a quien admira pero no imita, el collage se convierta en un «género» del mismo modo que la acuarela o el dibujo. ¿Por qué no? No toma nada prestado de ninguno de los dos: no hay nada malo en una técnica.

¿Se imagina que un día alguien condenara la pintura al óleo? Por supuesto, el collage todavía está en pañales y Bucaille es un primitivo: pero la imaginería puede sentir una sacudida liberadora. Creo que tendremos que contar con ello a partir de ahora. Nuestro siglo corre el riesgo de tener su Grandville, quizás incluso su Gustave Doré.

Jean LAUDE

Collages

Max Bucaille es famoso por sus collages, que mezclan imaginación y realidad. Sus obras combinan elementos dispares, creando composiciones visuales inusuales y poéticas. A través de sus collages, explora el inconsciente, jugando con lo absurdo y las asociaciones inesperadas. Cada imagen invita al espectador a descubrir narraciones fragmentadas e interpretar símbolos ocultos. El enfoque de Bucaille refleja tanto una sutil crítica de la sociedad como una celebración de la extrañeza del mundo.

Rotaciones

Max Bucaille se interesó por las transformaciones geométricas, integrándolas en su obra visual y poética. Exploró las formas geométricas como medio de manipular la percepción y crear composiciones armoniosas y sorprendentes a la vez. Jugando con la simetría, la perspectiva y la distorsión, Bucaille creó obras que desafiaban las leyes tradicionales del espacio. Sus transformaciones geométricas pretendían revelar la extrañeza oculta en lo ordinario, conservando al mismo tiempo un fascinante rigor matemático. A través de estos experimentos, fue capaz de combinar arte y ciencia, abriendo una reflexión sobre la interacción entre la racionalidad y lo imaginario.

Desvelando el surrealismo con cada pincelada y cada collage, cautiva los corazones y las mentes de todo el mundo.