Caligrafía

I

Tierra loca, preñada de locura, sacude sus cuadrículas indescifrables en la noche sideral. Un alba lívida, un crepúsculo de nácar y turquesa arroja su paleta efímera sobre las primeras sacudidas del monstruo, un rebote de cama arrugada, un dudoso desparpajo. En poco tiempo el pintor, devorado por su modelo, la imagen cobrará vida y el papel manchado de tinta devorará el universo. Será el mediodía bermellón del tiempo, la hora tropical en que las grandes Medusas intergalácticas aparezcan sobre las ciudades estupefactas, King Kong en la escala de las esferas, terrores locos, terribles Follies agitando sus campanas fantasmales en el polvo del Versalles destruido.

II

Las preciosas máquinas inventadas por Kafka y Raymond Roussel giran y, en el silencio del fin del mundo, producen estas virutas donde el rosa de la vida aún prevalece sobre el púrpura de la descomposición. Ramilletes de plumas rosas que una ola pesada de las profundidades arrancará. ¿Desde qué ventana de los castillos de Sade, convertidos en castillos de arena en el horno de cigarras que cantan los siglos, cae este resplandor de llama, iluminando con una niebla carmesí los delicados engranajes de dientes de navaja destinados a hacer aéreos los cuerpos pesados, a transformarlos en lentejuelas, en escalofríos, en plumón, con el chorro de sangre y el irritante sonido de los huesos serrados?

Marcel BEALU

Bienvenido a un mundo de posibilidades ilimitadas, donde el viaje es tan emocionante como el destino, y donde cada momento es una oportunidad para dejar tu huella en el lienzo de la existencia. El único límite es el alcance de tu imaginación.